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miércoles, 9 de diciembre de 2009

¿ Y POR QUÉ NO?


Hay un tema que tiene en vilo a los más sabios del baloncesto mundial. Quiere que se acepte en su Hall of Fame al jugador más peculiar que ha pisado una cancha de baloncesto: Si, él.

Dennis Rodman puede formar parte de ese elenco de estrellas donde están algunos como Jerry West, “Dr” Julius Erving, Bill Russell, Larry Bird, “Magic Johnson” o, hasta el año pasado, Michael Jordan. Y, la verdad, ver a Dennis Rodman llorando y dando las gracias por estar dentro es algo muy difícil de ver. Pero ha hecho méritos para estar en el. Es un jugador especial. Y, lo que la gente no sabe es que ya ganó un anillo antes de su época gloriosa. Empezó sus andaduras en los míticos “badboys” de Detroit, con Isiah Thomas o Bill Lambier. De momento no se tenía el pelo, pero empezaba a dominar bajo los tableros. Luego pasó a San Antonio y luego en Chicago, donde formaría parte de un quinteto que todo el mundo ha oído alguna vez (ese formado por Él, Harper, Jordan, Pippen y Longley). Cuando se enfundaba esa casaca roja, los jugadores interiores temían las llegadas desde el triple de un hombre de 2´03 lleno de piercing y tatuajes que iba a por el rebote como si fuera el último. Y cuando le tocaba defender, era de los que provocaban la falta hasta el límite, algo que le hizo irse antes de los partidos muchas veces. Pero otras le consagraron para hacerse merecedero del premio al Defensor del año en dos ocasiones, estar en el mejor equipo defensivo de la NBA y líder de rebotes durante siete temporadas (algo que todavía nadie ha superado).

La verdad es que a Rodman se le conoce por sus actuaciones fuera de las canchas, incluyendo películas taquilleras, que las compaginaba con el ocaso de su carrera. Un ocaso que llegó cuando se fue de Chicago rumbo a los Lakers, donde ya no era tán ágil y tan versátil, pero dejaba, de vez en cuando, algún detalle.

Cuando se retiró del baloncesto, se dedicó, aparte de correrse infinidades de juergas, a la lucha libre. La verdad es que para eso valía, pero se aburrió y ahora vive la vida.

Yo espero que entre en ese salón de la fama, porque, a pesar de sus excentricidades, ha sido uno de los mejores defensores que ha habido en la historia de este deporte. Y ese aspecto chulesco fue lo que le catapultó. Ya decía Montes: “Cruella de vil, cruella de vil…”

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