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domingo, 31 de enero de 2010

RANDOLPH.HAZ


Zach Randolph va a participar en su primer All Star tras 8 años marcados más por su juego fuera de las canchas que dentro. Y eso que es uno de los jugadores con más calidad de la NBA. Es la versión baloncestística de José María Gutiérrez, “Guti”.

Un chico que lleva promediando veinte puntos y diez rebotes por partido desde que comenzó su carrera demuestra que puede ser un jugador importantísimo para cualquier equipo. Pero se le tachó de egoísta, de protagonizar numerosas salidas de tono con entrenadores y compañeros y de que no entrenaba porque lo consideraba “una pérdida de tiempo”.

Con este panorama se oscurecía otra figura prometedora. Ni en Portland ni en Nueva York ni en Los Ángeles le aguantaron. Y para colmo acabó en Memphis, el equipo con más lanzadores sin escrúpulos (Iverson, Gay y Mayo). Sin embargo, sus compañeros le otorgaron, junto con Marc, la capitanía del equipo. Tal vez eso fue lo que le hizo cambiar el chip, que aquí si le veían como ese jugador que puede cambiar un partido con una acción. Sus sombras se tornaron en luces y ese “reversal” ha hecho que vaya a Dallas a jugar el partido de las estrellas y que Memphis esté, ahora mismo, en puesto de playoffs.

Aunque sigue habiendo gente que piensa que esto es un espejismo y que pronto volverá el Randolph egocéntrico, egoísta y pasota. Es el calco de Guti, que un detalle le catapulta o le hunde.

Es lo que tienen los genios, que se les odia o se les ama. Como son el catorce del Madrid y el cincuenta de Memphis.