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viernes, 18 de diciembre de 2009

PARTIDA DE RISK


Si ustedes me hicieron caso, habrán visto lo que es baloncesto en estado puro. Cómo se puede tener al vigente campeón de Europa con 8 puntos en el casillero al final del primer cuarto. Cómo se puede vencer a 10.000 almas que te están chillando, señalando con lasers, “empujándote” al fallo y al rival usando las peores tretas para impedir que encestes. Cómo los árbitros se les olvidan pitar para darle más emoción al asunto…


Pero si tienes en el campo de batalla a soldados como Lavrinovic o Velickovic, un capitán como Kaukenas, comandantes como Louis Bullock o Prigioni, y al mando al General Messina… ya te puedes enfrentar a quien sea, en el peor escenario posible, que el resultado va a ser positivo. Por su parte, el Capitán General Obradovic sacó casi toda su artillería, menos a su mariscal lituano Jasikevicius y a su francotirador griego Diamantidis. Y sus gregarios, ayudados por sus fieles seguidores, intentaron devolver la derrota sufrida hace poco en territorio hispano. Pero el enemigo que tenía enfrente llegaba herido en el orgullo…. La batalla se antojaba apasionante.


Cómo en Normandía, el conjunto blanco salió al coso griego con la garra y demostrando que es también uno de los enemigos a derrotar en esta dura guerra. Y los griegos lo sufrieron en sus carnes, llegando a ir perdiendo por 21 puntos (son los vigentes campeones, repito). Con la flota tocada y casi, hundida, se lamieron las heridas y lanzaron un contraataque, con marrullerías incluidas, que podían hacer temblar los cimientos al general italiano… pero fue un espejismo.


El ejército blanco tomó Grecia, algo que muy poca gente puede decir, y ya han dado un golpe en la mesa retomando aquel nombre que un día tuvieron y se perdió hace años… se ha ganado una batalla, pero la guerra es muy larga, y el final es en Paris…

martes, 15 de diciembre de 2009

BATALLA ÉPICA



Como toda batalla, siempre vuelven a verse los viejos enemigos. Y si hace casi un mes dieron un autentico espectáculo en el coso y en los banquillos, este jueves tocará sacar las palomitas y volver a disfrutar de uno de los pocos partidos que se pueden ver en el panorama europeo. Hablo del partido que enfrentará en Grecia al Panathinaikos frente al Real Madrid. O lo que es lo mismo, a Zelko Obradovic frente a Ettore Messina, una versión baloncestística de los duelos entre Karpov y Kasparov de mediados de los 80.

Tras la contundente victoria cosechada por los madridistas en Vistalegre ante los griegos (si bien es cierto que el vigente campeón jugó sin Jasikevicius ni Batiste), lo que le espera al equipo de Messina sólo es comparable con el autentico infierno.

El OAKA Arena de Atenas es uno de esos campos donde ya sólo el hecho de pronunciarlo hace que un escalofrió se meta dentro de tu cuerpo. Con una de las hinchadas más fuertes y, también de las mas salvajes, es capaz de cambiar el sino del partido gracias a la presión que somete a los rivales y árbitros en momentos determinados del partido. La “olla a presión” que crean hace que muchas veces acaben los partidos en batallas sin cuartel donde sólo sobrevive el más fuerte. Y parte de las últimas victorias en las finales se las deben a ellos, a su sexto hombre.

Pero “los verdes” no dependen de su afición, ya que han sido desde siempre uno de los equipos dominadores en el continente junto al propio Madrid o la gran Jugoplastika de Kukoc e Ivanovic. Esta camiseta la han vestido grandes como Dejan Bodiroga, Fanis Christodoulou, el gran Nikos Gallis, Panagiotis Giannakis, Dino Radja, Zeljko Rebrama, Byron Scott, Stojan Vrankovic y Dominique Wilkins, entre muchos otros.

Para añadir más morbo al partido, el Madrid viene de perder la semana pasada en Polonia ante el Prokom (lo que le hizo al equipo griego auparse a la primera plaza del grupo D) y el domingo ante el Bluesens Xacobeo en la liga ACB, perdiendo así la condición de invicto. Sin embargo, el italiano ha sabido contagiar su filosofia y estilo de juego a una plantilla que ha vuelto a recuperar ese respeto que perdió hace muchos años en el viejo continente.


Con esta “minicrisis” llegan al Pireo, donde les esperan 10.000 almas gritando desde el calentamiento, uno de los mejores quintetos de Europa, y al “rey de copas” dirigiendo desde el banquillo.

Con estos ingredientes, ¿Quién querría perderse este cóctel explosivo?